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GOZAR EN LA TRISTEZA
El pasado 22 de septiembre fue para mí un día sombrío y triste, porque me comunicaron el fallecimiento inesperado de Paco Pinto. Paco tenía cincuenta y nueve años, era geólogo y experto en informática, numerario del Opus Dei, tesorero de la Real Federación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Granada, de la Hermandad del Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia, amigo mío y de media Granada más. Ayer jueves, asistimos a su funeral en la parroquia de San Ildefonso. Había unanimidad, entre sus muchos amigos y conocidos, en destacar la bondad, la cándida sonrisa y la altura moral de Paco, aparte de su fe invariable. Tras la lectura del Evangelio y la magnífica homilía del sacerdote, la meditación y el silencio reinaban en este artístico y hermoso templo granadino; la emoción, el recogimiento interior y la sensibilidad afloraban en nuestra mente y en nuestro corazón. La música y la voz del Coro Argentum Granada, en los momentos más oportunos y con la fortaleza de unas excelentes interpretaciones, deleitaban nuestros oídos, aliviaban nuestro dolor, elevaban nuestro espíritu y nos acercaban a Dios. En los minutos de sosiego, posteriores a la Eucaristía, tuvimos el placer de escuchar la obra: “La muerte no es el final”. La sombra de Paco – de cuerpo presente – la estética del lugar, la alegoría musical, la simbología litúrgica, etc. nos permitieron elevarnos sobre lo material, alcanzar una emoción mística y casi llegar a gozar con un éxtasis total.
Muchísimas gracias y muchas felicidades por ello, al Coro Argentum Granada, al párroco Don Oscar Maixe, a Don Luis Prados -que celebró el funeral-, al director del coro José Luis Font Nogués, al organista Salvador Sánchez Muñoz y a todas las voces que interpretaron las bellas partituras.

Antonio Luis García
(Profesor y escritor)